Dimensión económica:
En la actividad
económica bajo la perspectiva de la sustentabilidad, el mercado puede
aprovechar a su favor y en favor del desarrollo sustentable las oportunidades
que supone la aplicación de regulaciones ambientales nacionales e
internacionales, la puesta en marcha de procesos de producción más limpia y
eficiente y la agregación de valor a las materias primas. El desarrollo
económico desde la perspectiva de la sustentabilidad no puede basarse en la
viabilidad de un proyecto sin considerar el impacto social, humano y ambiental,
en un esquema de sustentabilidad lo que cuenta no es el crecimiento de la
producción sino la calidad de los servicios que se prestan.
No es posible concebir el desarrollo ni la vida humana sin el sustento de la naturaleza. Los modelos de desarrollo están inevitablemente vinculados a lo ecológico y ambiental. En un modelo sustentable la utilización de los recursos naturales y energéticos se limita a la capacidad de regeneración de éstos y la generación de los residuos a la capacidad de asimilación del ecosistema.
Dimensión política:
Un escaso nivel
de representatividad de la población en la
iniciativa y la acción del Estado así como un excesivo centralismo son
claramente insustentables. La sustentabilidad implica realizar progresos
significativos en la descentralización política administrativa de las
decisiones, para estimular nuevas formas de organización y participación
ciudadana.
Dimensión social:
El desarrollo
sustentable se orienta a una mejor calidad de vida (superar la pobreza,
satisfacer las necesidades básicas humanas e igualar los ingresos), reasignando
los recursos económicos para atender estas necesidades. La reducción de la
pobreza necesitará un crecimiento económico considerable, a la vez que
desarrollo, pero las limitaciones ecológicas son reales y este mayor
crecimiento de los pobres tiene que compensarse con una estabilización de la
producción para los ricos.
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